IV
Año Nuevo Y El Fin Del Mundo...
- Recuerdo
que lo primero que pude ver al volver a abrir mi ojo, fue una suave iluminación
entre amarilla y naranja, la luz se movía suavemente en un techo blanco, de un
momento de mucha oscuridad, esa tenue luz era lo único que iluminaba el lugar
donde estaba.
Me
dolía el rostro, la cara, donde debería de estar mi ojo, que no podía abrirlo
porque algo lo estaba aprisionando con fuerza. Cuando intenté de levantar mis
manos a mi cara para tocarme, me percaté que tenía los brazos amarrados por las
muñecas. Podía medio moverme de la cintura para arriba, pero las pernas también
las tenía amarradas a la cama donde me encontraba.
Me
dio mucho miedo… Empecé a gritar de miedo, pidiendo que alguien me salvara, que
alguien me sacara de ahí… creía que los monstruos me habían llevado a alguna
parte para comerme poco a poco, y querían que estuviera despierta cuando lo
hicieran o algo…
Escuché
un fuerte golpe a mi lado izquierdo, pero por lo que tenía sobre mi rostro no
podía ver bien en esa dirección, sentía unas lagrimas correr por mi rostro,
aunque no estaba segura si las de mi ojo izquierdo eran lagrimas o sangre, me
ardía mucho.
Escuché
la voz de una mujer, rezando a Dios y dando gracias por permitirme mantenerme
con vida, no le comprendía, no sabía como los monstruos habían podido aprender
a hablar, o si ya lo sabían de antes pero no lo habían mostrado.
En
eso, un hombre que se me hizo conocido se puso delante de mí, me empezó a
observar con delicadeza, sin quitarme los amarres, mis ojos estaban llenos de
lagrimas, no podía ver con claridad quien era la persona o monstruo que tenía
delante de mí, y no podía limpiarme los ojos… Perdón… No podía limpiarme el ojo
para quitarme las lágrimas y poder ver quien o qué estaba ahí delante de mí.
Escuché
una voz que sí reconocí… Era el Sr. Colmenares del piso de arriba… Tenía un
hijo muy guapo que iba a la universidad y yo decía que cuando creciera quería
un esposo que fuera como él… Inocencias de los niños…
El rostro de Lori se ruborizó al recordar
aquél momento, y en especial a aquél muchacho que le gustaba cuando era una
niña, Lionheart la observó con ternura, y Atsuko se encontraba de pie, un poco
alejada para dejarlos intimar un poco más entre ellos…
Con su mirada baja, observando las
sabanas, Lori continuaba recordando aquellos momentos de su infernal navidad de
2012.
- Me
dijo que si le entendía que asintiera con la cabeza… Cosa que hice calmándome
un poco al escuchar la voz de alguien conocido… Lo llamé por su nombre, y
escuché una leve risa de alegría y agradecimientos a Dios, de varias personas
en el cuarto que no alcanzaba a ver.
Comprendí
entonces que no estaba solo… Me dijo que no me moviera, para limpiarme las
lagrimas, y menos que no intentara de morderlo… Yo no comprendí en el momento
porqué me pidió que no lo mordiera… Yo pensaba que ellos eran los monstruos…
Me
secó las lágrimas del rostro con suavidad y mucho cuidado… Parecía mantenerse a
cierta distancia por si yo hacía algo que no debiera. Yo tenía un fuerte dolor
de cabeza, pero me quedé tranquila mientras me limpiaba la parte de mi rostro
que estaba destapada.
Cuando
volví a abrir el ojo, ya sin las lágrimas en él, pude ver una muesca de miedo
en su rostro. Lo reconocí al momento, era el Sr. Colmenares, aunque parecía que
la vejez lo hubiera alcanzado porque tenía muchas mas canas, y parecía que se
le había caído un buen pedazo del cabello en la parte de arriba de su cabeza.
El
me continuaba viendo con miedo, y se apartó un poco de la cama, creo que les
hizo una seña a los demás, y pude ver como una señora un poco pasada de peso,
se me acercó y comenzó a persignarse… Me dio miedo… Veía que ellos no eran
monstruos pero me veían a mí como si yo fuera un monstruo.
Se
alejaron y los escuche conversando muy bajo, creía que había alguien más, y yo
comencé a llorar, pidiendo que me soltaran, que me dejaran libre que no me
gustaba estar así amarrada…
Por
un momento pensé que esas personas se habían vuelto locas, o eran monstruos que
no se habían comenzado a ver aún feos con las transformaciones y estaban viendo
como me comerían. Me asusté cuando me dejaron sola en el cuarto y los podía
escuchar hablando.
El
señor Colmenares se acercó de nuevo hasta mí, se sentó a mi lado y comenzó a
hacerme varias preguntas… Me preguntó si aparte de mi ojo me había pasado algo
más. Yo le decía que no, que solo me dolía mucho la cabeza y no podía ver por
un ojo, que me dolía los amarres que tenía y que quería me soltaran…
El
continuó preguntándome, me pedía que me calmara, pero por el miedo no dejaba de
llorar… entonces hizo un trato conmigo… Si le iba respondiendo las preguntas y
calmándome me iría soltando…
Llegamos
a ese acuerdo, así, poco a poco le fui respondiendo, explicándole lo que había
pasado en mi casa, como nos acostamos a dormir después que mi mamá y mi papá
habían tomado conmigo ese vino, pero a mi me dolía la barriga y vomité todo lo
que me habían dado. Cuando me encerré en mi cuarto y como me mantuve varios
días comiendo lo que ellos habían guardado en mi cuarto, aparte de lo que tuve
que salir a buscar jugo porque estaba cansada de pura agua, como me atraparon
intentando de salir de la casa y cuando me desmayé…
Así
poco a poco, mientras le contaba las cosas, me iba soltando como había
prometido. Cuando sentí que ya no tenía ningún amarre brinqué de la cama con
miedo, agarré la almohada y me fui corriendo a una esquina… Comencé a gritarles
que no me comieran, que ya había tenido suficiente castigo si había hecho algo
malo en el año, pero no quería que me comieran…
Entonces
la señora gorda se me acercó poco a poco, se sentó frente a mí y me explicó lo
que había pasado y lo que estaba pasando…
Lori se acomodó de nuevo en la cama, se
recostó para poder explicar lo que había ocurrido y el tiempo que había pasado…
La
señora me explicó, aunque manteniendo
cierta distancia de mí con miedo, que ellos eran todos personas del edificio,
que cuando los monstruos entraron se refugiaron en una de las casas como
pudieron… Cuando al día siguiente se dieron cuenta que no tenían casi nada para
comer en la casa que se metieron, comenzaron a salir en grupos, para verificar
los apartamentos de cada uno de ellos, poco a poco, buscando la comida, el agua
y cualquier cosa que les pudiera ayudar a mantenerse juntos…
Las
cosas no fueron fáciles… Me dijo que los monstruos se llevaron a muchos de
ellos, mas de la mitad cada vez que salían y tenían que esperar unas horas para
que se fueran de las puertas, y solo después que lanzaban cosas de limpiar
cerca de la puerta, para que los monstruos no pudieran olerlos tan fácil.
En
una de las primeras salidas, habían escuchado mi grito, el Sr. Colmenares dijo
que debían entrar para ayudarme si aún estaba con vida, habían comenzado a
discutir, y al final se lo llevaron hasta el siguiente apartamento que
verificarían en búsqueda de comida y esas cosas, como yo no había vuelto a
gritar ni nada pensaron que me habían comido…
Unos
días después, cuando llegó la noche de Navidad, estaban buscando de nuevo
comida, en cada casa tenían unas pocas cosas, y estaban reuniendo todo lo que
podían, porque si en algún momento no podían salir más por mucho tiempo,
pudieran mantenerse…
En
esa noche, cuando pasaban frente a la mi casa, me volvieron a escuchar
gritando, el Sr. Colmenares solo lanzó una mirada a los demás, que se quedaron
viendo a la puerta donde yo vivía sin saber que hacer, con el siguiente grito
ahí detrás de la puerta el Sr. Colmenares se había lanzado contra la puerta, no
esperaría que lo volvieran a detener o a llevar.
Cuando
entró dice que me encontró en brazos de mi padre ya convertido en monstruo y
que lo vieron mientras se comía mi ojo. Sabían que posiblemente ya estaba
muerta o que me había mordido, pero el Sr. Colmenares se molestó, gritó y pasó
sobre las cosas que estorbaban la puerta…
No
pudieron matar el monstruo de mi papá, porque los demás llegaron y lo empezaron
a sacar del apartamento, cuando el me estaba tomando en brazos para revisarme y
mi papá levantándose para buscarnos… Bueno lo que era antes mi papá que ya era
un Zombie en ese momento.
Se
devolvieron al apartamento, ella, la señora gorda, me había limpiado la herida
en el ojo, dijo que conocía primeros auxilios, pero que no podía hacer mucho,
solo pudo detener la sangre y evitar que me muriera por perder mucha.
Las
personas en el apartamento donde estábamos, estaban nerviosas. Decían que con
un simple mordisco o un rasguño, ya uno podía convertirse en monstruo, pero que
ninguno de ellos sabía si yo con lo que hizo mi papá… Con lo que hizo el zombie
que antes era mi papá, podía convertirme, y tenían algo de miedo porque mi ojo
estaba rojo y lleno de sangre como el de los monstruos.
Pasé
varios días con fiebre muy alta, y ellos me dieron los antibióticos que tenían,
pero cuando se les acabaron pensaron que me moriría y no aguantaría la fiebre.
Por
un “milagro” como decía la mujer, fue que me salvé y la fiebre comenzó a
disminuir apenas dejaron de darme las medicinas que ya no tenían… Duré 6 días
inconciente, apenas tomando agua, y con unos trapos de agua del grifo para
refrescarme.
En
ese momento fue que me percaté del hambre que tenía… Creía que era el miedo,
pero era hambre lo que sentía en el estomago, ella me mostró un pan que estaba
relleno con algo… Aunque por un momento me dio miedo tomarlo, con la luz de las
velas no era mucho lo que se podía ver bien a la persona en el cuarto, pero mi
estomago rugía, y tome el sándwich.
Ella
me dijo que me dejaría sola, que por ahora me dejarían tranquila pero con la
puerta cerrada, me fue muy sincera, contándome el miedo que tenían que me
convirtiera en otro monstruo, y que por eso me habían amarrado. Que ahora antes
de entrar en el cuarto iban siempre a preguntar por mi nombre, y si no les
respondía no me abrirían la puerta, así sabrían que no me había convertido en
otro monstruo.
El
día pasó tranquilo, yo me comí el pan, y después de un rato me trajeron unas
galletas y un chocolate caliente. Conversábamos un poco, así yo los iba
conociendo, y ellos me conocían a mí. Pude ver que había otro niño entre ellos,
pero me tenía miedo, no le gustaba mi ojo rojo como el de los Zombies.
El
día siguiente se volvieron a preparar para salir a buscar más cosas en otros
apartamentos, esa era la última noche del año, era el 31 de Diciembre, y
querían intentar de conseguir algo para “celebrar” que estuviéramos con vida.
Por
desgracia la celebración se convirtió en más penas y muerte…
Lori pedía otro trago más de agua… Sentía
la garganta seca, los ojos se le veían un poco rojos, pero principalmente por
las lagrimas y los recuerdos. Aquellos ojos rojos encendidos con sangre y fuego
del momento en que había atacado a su tío había pasado hace un rato.
- Ese
día salieron varias de las personas, no se con exactitud cuantas porque aún me
mantenían encerrada en el cuarto, me dejaban libre, pero decían que querían
tener un poco de cuidado hasta que pudieran estar seguros.
No
se exactamente que ocurrió… Solo sé que en mi habitación escuché los gritos…
Lo
primero que se escuchó fue mucho desorden, las personas fuera de mi cuarto
estaban muy ajetreadas, empecé a escuchar gritos pidiendo ayuda, otros pidiendo
a alguien que se calmara, y otro gritándole muchas groserías y deseos de muerte
posiblemente a un zombie…
En
un momento me pareció que todo se quedó en silencio fuera del cuarto, la puerta
estaba cerrada con llave y no podía salir del cuarto, intenté de prestar más
atención a los sonidos que podía escuchar a través de la puerta, y lo que creía
que era un fuerte silencio, poco a poco y concentrándome, pude percatarme que
no había un completo silencio.
Muy
en el fondo, oculto entre los pocos sonidos del aire y lo que se podía filtrar
por una puerta, podía reconocer el sonido de la carne siendo desgarrada,
escuchaba que algo se estaba arrastrándose por el suelo, pensé que sería uno de
los zombies, y cuando estaba pendiente de los sonidos, uno de ellos me estremeció
por completo… Aunque no podía ver lo que pasaba del otro lado de la puerta,
pude escuchar el romperse de un hueso, ese sonido escalofriante capaz de
traspasar cualquier barrera mental que tengas, y sentir en tu propio cuerpo, el
dolor que proporcionaría una fractura…
Sabía
que era un hueso, sonó como cuando te estas comiendo un pollo y rompes uno de
los huesos que tiene con mucha fuerza, pero el sonido sonó amplificado…
Solté
un pequeño gemido de miedo y me tapé la boca inmediatamente para ahogar un
grito que sentía atorado en mi garganta… Sentí como se me empapaba de nuevo la
venda que tenía en el ojo que mi papá me había sacado, y las lagrimas en el
otro ojo.
El
sonido de algo arrastrándose se hizo más fuerte, me había despegado de la
puerta por miedo, por el susto y porque no quería estar cerca de esas cosas…
Luego de improviso escuché un golpe contra mi puerta. Grité, me asusté y me
subí a la cama corriendo… Otro golpe llegó hasta la puerta y escuche a alguien
decir desde el otro lado “Huye cuando puedas”…
Por
debajo de la puerta pude ver una llave deslizarse, y acto seguido un grito de
mujer de dolor, sufrimiento… El grito era muy agudo, casi podía sentir el dolor
de aquella mujer, penetraba mis oídos aun cuando los tenía tapados con mis manos,
su angustia, su dolor, su miedo hecho realidad cuando algo había salido mal y
los zombies habían entrado… Podría jurar que los escuchaba riéndose…
No
me refiero a las personas, sino a los zombies, casi podría decir que los
escuchaba reírse de las personas que se estaban comiendo, reírse del banquete
que estaban disfrutando, sus gruñidos y quejidos tenían algo que me hacía
pensar en demonios y monstruos riéndose mientras disfrutaban una fiesta con
mucha comida…
Viendo
la llave en el suelo, no sabía que hacer… Tenía ganas de tomar la llave y salir
corriendo de ahí en ese mismo momento, pero no sabía cuantos monstruos podían
haber afuera, aunque también pensaba que aquí no tenía comida ni nada como en
mi cuarto en mi casa…
Me
levanté de la cama, con mucha lentitud, tomé las llaves del suelo, estaban
pegajosas y las solté al momento… Después me dí cuenta que era porque estaban
con mucha sangre… Me dio asco, las miré de nuevo mientras escuchaba como la
mujer que me había pasado las llaves ya se encontraba en silencio.
Podía
imaginarme muchas cosas, muchos monstruos en ese momento afuera del cuarto,
justo detrás de la puerta en la que me encontraba arrodillados comiéndose a las
personas que me habían salvado.
Volví
a tomar valor y tomé la llave de las puertas del piso con mucho cuidado y asco…
me acerqué a la cama y las lancé en una esquina, las envolví con una parte de
la sabana he intenté de limpiarlas un poco para que no me dieran tanto asco.
Luego
busqué por la habitación… No era mi cuarto… No sabía que podía llevarme o a
donde podía irme… De verdad que no se me ocurrió nada para llevarme, buscaba
alguna muñeca pensando que me podría hacer compañía, pensé en ropa pero no
había ropa como para mí, sabía que no tenía nada de comer…
Me
acerqué de nuevo a la puerta, caminando muy despacio, tal vez podría volver a
llegar a mi casa, ya no estarían los monstruos y podría tomar mis muñecas y
algo de ropa en mi bolso del colegio para intentar de llegar hasta donde
hubiera otras personas…
Al
llegar a la puerta, comencé a meter la llave en la cerradura para abrirla…
estaba un poco alta, pero aún así podía llegar sin montarme en más nada… Cuando
estaba comenzando a girar la llave, escuché un golpe fuerte en un vidrio, me
separé dejando la llave pegada a la puerta, mientras escuchaba como los
pedacitos de vidrio golpeaban y se chocaban contra el suelo, mientras el grito
ahogado de alguien parecía alejarse suavemente, y callarse luego de un golpe
fuerte.
El
miedo me ganaba, no sabía como iba a hacer, no lograba pensar en que hacer…
Entonces pensé para mi misma, que si no lograba salir de ese cuarto, no tendría
comida, ni agua, y no sabía cuanto tiempo los monstruos se tardarían en comer a
los que estaban en el apartamento, luego me buscarían a mí, yo sería su postre,
su galleta o su gelatina después de su comida principal y eso me daba miedo…
Tomé
valor de nuevo y abrí la puerta, lo hice lo más rápido que pude antes de que
volviera a escuchar algo que me hiciera devolverme nuevamente y no fuera capaz
de hacerlo…
No
se si sería el peor error de mi vida, o la mejor idea que he tenido… Hoy en día
no me arrepiento de lo que hice ni de lo que pasó, pero en ese momento pensé
que el mundo se había acabado…
Al
abrir la puerta de golpe, pensé en comenzar a correr sin mirar atrás, esquivar
a los zombies para que no me agarraran, y buscar salir de ese apartamento… Pero
no pensé bien con lo que vería delante de mi puerta…
El
cuarto estaba medio oscuro, pues se habían caído y apagado algunas velas, aún
así unas pocas se encontraban todavía encendidas, las paredes de color oscuro
parecía que sangraban, como si el apartamento hubiera tenido vida y lo estaban
matando, todo el piso estaba oscuro, pero podía ver las siluetas moviéndose…
Gracias
a Dios por la oscuridad, ya que siendo tan niña no logre ver con detalles la
horrible escena que tenía delante de mí… Sin embargo… Me quedé congelada,
sentía que las piernas me temblaban, estaba llorando sin poderlo controlar,
sentía que me iba a desmayar, y más aún cuando los zombies comenzaron a
levantarse…
Con
lentitud, pero constante, se estaban levantando de sus comidas, las siluetas
dibujadas entre las sombras y la poca luz de las velas, podía ver que tenían
unas tiras de cosas saliendo de sus barrigas, o sino tenían otras que parecían
espaguetis saliendo de sus bocas…
Uno
incluso lo pude ver levantarse con un trozo de su comida aún en sus manos
mientras veía su silueta masticar con la boca abierta…
No
podía moverme, mi mente me decía que corriera, pero mis piernas no me
respondían, sentí que el apartamento se movió como si fuera un ligero temblor,
y cuando me dí cuenta era yo que había caído arrodillada, mis piernas no me
sostuvieron más…
Los
zombies comenzaron a caminar, venían hacia mí que estaba ahí arrodillada, llorando,
gimiendo, y pensando que ya no podía hacer más nada… Eran muchos…
Entonces
sentí que algo intentó de aferrarse a mi rodilla y al bajar la mirada, pude ver
a una mujer que no conocía, le faltaba los dos ojos, parte de su rostro había
desaparecido, y sabía que era mujer porque aún se podía distinguir parte de su
largo cabello dorado, manchado con sangre y suciedad…
Del
susto me impulsé hacia atrás, cayendo sentada ahora sobre mis pompis, reaccioné
he intenté de cerrar de nuevo la puerta, pero la mujer ya tenía parte de su
cuerpo mas adentro del marco.
Yo
no tenía las fuerzas para empujarla, lo intenté dos o tres veces, no recuerdo,
pero no logré moverla para nada. Entonces me alejé gateando, seguía sin sentir
mis piernas como para levantarme y sostenerme, los zombies se estaban
aglomerando en la puerta pasando lentamente, casi se empujaban entre ellos
mismos para buscar entrar…
Llegué
a la esquina más alejada de la puerta que tenía. Me abracé a mi misma de las
rodillas y continué llorando… Solo podía esperar que me alcanzaran, me tapé los
oídos, cerré mi ojo que tenía destapado, y esperé hasta que los sintiera que me
agarraban y me comían…
Solo
pasaría un minuto, tal vez dos, y los pude sentir a muchos de ellos en el
cuarto… Era extraño, a pesar de que no los estaba viendo, de que lloraba y
tenía mis oídos tapados, podía sentir donde estaba cada uno de ellos en el
cuarto…
Tenía
uno sobre mí, se agachó y me tocó el cabello… Sentí como me olía, y yo
continuaba llorando, no quería ver el rostro de quien me iba a comer, solo
pensé en ese momento en los momentos felices junto a papá y mamá… Cuando íbamos
al parque, cuando salíamos a comer en la naturaleza, o en aquél viaje que
hicimos a Venezuela y sentí sus hermosas y cálidas aguas del mar, muy diferente
a las playas de Argentina…
Entonces
concentrada en mis pensamientos felices, no me dí cuenta en que momento el
zombie se había apartado de mí… Intenté calmarme por un momento, seguía con la
cara empapada de las lagrimas, sentía los mocos salir por mi nariz, y no podía
controlar los impulsos del pecho que me dolía de tanto llorar, pero sentía que
los zombies estaban en el cuarto buscando algo… Y ese algo no era yo…
Me
atreví a abrir mi ojo, me imaginé por un momento a los zombies parados a mi lado,
viéndome llorar, y esperando que dejara de hacerlo y los viera para comerme…
Sin embargo al voltear no estaban ahí a mi lado, estaban buscando algo en el
cuarto, parecían como distraídos y ninguno me veía directamente…
Me
aparté las manos de los oídos, los escuchaba gemir, el sucio arrastrar de sus
pies, estaban ahí a mi lado y no me buscaban para comerme… No sabía que estaba
pasando, y en ese momento salió la mujer que se había arrastrado de la puerta,
desde debajo de la cama tomándome por una rodilla…
Grité
y me tapé la boca al momento, al gritar todos los monstruos voltearon a verme, la
mujer que me tenía la mano destruida sobre mi rodilla, hizo una mueca de odio,
o a mi me pareció odio, abriendo la boca como queriendo comerme, pero algo la
detenía.
Le
tomé sus manos destruidas, y noté que le faltaban dos dedos, junto a otro que
era puro hueso, me lo quité de encima, y me levanté. Los demás zombies
caminaban hacia mí nuevamente, yo me pegué de la pared, esta vez no tuve el
valor de taparme la cara y no verlos venir, lentos, con sus bocas abriendo y
cerrándose buscando comida, sus gruñidos me estaban volviendo loca en ese
momento…
El
primero de ellos me alcanzó, me tomó con fuerza del cabello y acercó su boca
podrida hasta mi nariz, me dieron ganas de vomitar, pensé que sería un final
idiota vomitarle en la boca al monstruo que me comería, porque después las
partes de mi cuerpo que se comieran estarían junto a mi vomito, ese pensamiento
me hizo no poder continuar aguantando el sabor amargo que tenía en la garganta
y vomité…
Peor
el vomito no salió con mucha fuerza y cayó sobre mí mismas, me ensucié toda, y
el zombie en ese momento se había detenido… No se si fue por el vomito u otra
cosa, pero el monstruo aún teniéndome por el cabello se detuvo, no se movía y
me veía con una mirada extraña.
Hice
un movimiento para intentar de soltarme y por el asco que sentía de tener todo
ese vomito encima, y el me soltó… No podía creer que me había soltado y no me
estaba comiendo, los demás parecían ir perdiendo el interés en mí poco a poco…
Se
empezaban a voltear, he incluso la mujer de debajo de la cama comenzó a buscar
algo más, ignorándome por completo.
Yo
asustada, asqueada, con miedo, y oliendo a mi propio vómito, que noté había
salido con sangre, y había caído sobre mi ropa, empecé a moverme poco a poco.
Quería salir de aquél cuarto, pero sin tocar a ninguno de esos monstruos.
Caminaba
esquivándolos mientras ellos seguían buscando algo. Pude ver a uno de ellos
pasando su lengua y mordiendo la esquina de la sabana donde estaba la sangre
que tenían las llaves.
Salí
del cuarto, y pude ver los restos de las personas que estaban en el apartamento
conmigo… No quería verlos mucho, sentía que terminaría de vomitar todo lo que
había comido aquél día, que aunque no era mucho, por lo menos me aguantaba el
estomago.
Los
cuerpos en el suelo se estaban moviendo como con espasmos… Ahora se que así se
llama ese movimiento, pero en aquél momento creía que esos cuerpos tenían
adentro un gusano muy grande moviéndose, o que no estaban del todo muertos y
buscaban moverse… Yo preferí seguir de caminando para mi apartamento.
Y
solo caminaba, no quería llamar mucho la atención, o caerme sobre un monstruo
que no pudiera ver por la oscuridad… Logré llegar a la puerta del apartamento,
sin que ningún otro Zombie me prestara atención, a veces alguno parecía voltear
a verme, intentar de ver algo que no sabía exactamente que era, y luego seguía
en su caminar, o comiendo lo que comía…
Al
llegar a la puerta, pude ver un rastro de sangre, y pude ver el cuerpo del
Señor Colmenares a un lado de la entrada… Ese si lo reconocí, puesto que estaba
levantándose con dificultad del suelo, y su rostro no lo habían tocado casi,
pero todo lo que debería de estar en su barriga, ya no estaba, era un agujero
grande que tenía.
Volteó
a verme, su mirada, con aquellos ojos blancos, veían la muerte aún después de
estar muerto, los zombies tienen esa mirada… es extraña… no es fácil de
describir… pero te ven como si te vieran desde un mundo muy oscuro…
En
ese momento los zombies pasaban por mi lado, desde uno de los apartamentos
escuché que comenzaron unas campanadas de un viejo reloj… Sonaron doce
campanadas, entonces comprendí que ya era año nuevo…
Este
era el principio de un nuevo año, y para mí el principio de una nueva vida que
no sabía como sería o como la llevaría…