EPÍLOGO I
La noche, iluminada por una
suave luna creciente en el firmamento, sostenía un dulce manto de oscuridad,
silencio y paz en la superficie de la isla. Una isla que por muchos años se ha
mantenido oculta a los enemigos vivos y muertos que deambulan por el mundo.
Uno de los soldados que se
encuentra postrado en una de las torres de vigilancia, se fuma un cigarro
pacientemente escuchando el suave oleaje del mar a lo lejos. No tiene problemas
para no dormirse, desde que tuvo que asesinar a toda su familia, porque no
podía dejarlos en ese estado infernal, había sufrido de insomnio.
Se preguntaba cuanto tardaría en
comenzar a sufrir las alucinaciones que Stephen King describía en su libro con
el nombre de ese mismo mal. Siempre le habían gustado sus libros y sus
historias, y se imaginaba que realmente esas historias pasaban en el mundo
real, tal vez en universos paralelos, pero sí pasaban…
En un momento le pareció
escuchar unos tambores a lo lejos, aunque no le prestó mayor atención. En la
isla, aparte de ellos y los animales, no existía ningún otro tipo de vida.
Las estrellas se mostraban
tímidamente, como si supieran que alguien se encontraba viéndolas en aquél
momento, se ocultaban y salían detrás de las nubes. Sabía que todas ellas se
encontraban a distancias que tal vez el hombre no llegaría. No ahora con toda
la destrucción de su civilización.
Entre ellas pudo ver una
estrella roja, parecía moverse un poco más rápido que el resto de estrellas del
cielo, aunque tal vez solo fuera un efecto causado por las nubes que la
ocultaban y la volvían a mostrar, o quien sabe si sería un cometa pasando sobre
el planeta…
Su mente voló suavemente por los
recuerdos del tiempo y el espacio. Recordó la hermosa selva que rodeaba la base
y como lo ayudó en sus fantasías con Teresa. Aquella noche que se habían salido
del perímetro con la ayuda de su compañero, al que le estaba cubriendo en este
momento, y en medio de la selva, sobre sabanas limpias, solo con las estrellas
y una hermosa luna llena iluminándolos la había tomado por primera vez.
Sus jugos de mujer, su olor a
hembra… Eran tantos los años sin una mujer tan hermosa entre sus manos, sin
sentir una deliciosa boca deslizarse con suavidad y delicadez por su miembro,
sentir sus labios carnosos y sexys mientras la penetraba y sus jugos le
permitían entrar y salir con la suavidad de dos amantes eternos que se vuelven
a encontrar… Era extraño el ligero reflejo de la luna sobre su piel, pero eso
solo había contribuido a excitarlo más…
El sonido de los tambores comenzó
a hacerse más fuerte, no era sencillo obviar un sonido que se acerca y es tan
constante. Tal vez se pudiera convertir en un simple pitido en algún momento,
pero por ahora lo había puesto en alerta. Volteó a la otra torre y notó que el
soldado también se había puesto en alerta.
La radio comenzó a sonar una
comunicación desde la torre.
- A
todos los agentes en guardia. Se acerca un helicóptero no identificado a la
base, repito, se acerca un helicóptero no identificado a la base. Tomar las
previsiones y posiciones defensivas.
El cigarro ya se apagaba debajo
de su bota negra, unas botas que esa noche había limpiado y pulido tanto que la
luz se reflejaba levemente de su superficie, se reía cuando las limpiaba
pensando que si lo seguía haciendo seguro podría ver su reflejo en ellas en
algún momento. Ahorita no le parecía tan gracioso aquél pensamiento.
Al voltear al cielo buscando la
nave que se acercaba, notó que la luz que pensaba era un cometa pasando cerca
de la tierra, era la nave que estaban observando en los radares y que descendía
hacia la isla.
Abajo desde la entrada de la
base salía un grupo de soldados armados, pudo ver como uno de los muchachos
cargaba un lanza cohetes y varios soldados más tomando posiciones de combate.
Había visto la maniobra muchas veces en ejercicios, no sabía que tan bien se
comportarían sus compañeros en este caso real.
Las armas antiaéreas se
deslizaron con un sonido metálico, que en medio de la noche y la calma sonaban
como si un tornado se acercara destrozando edificios en su camino. Por un
momento esperó ver a los Robots Gigantes de su infancia, aquellos que llamaban
Transformers y se convertían en vehículos, aviones y demás.
Apuntó con su rifle PSG-1,
dejando de lado su M-16 para mayor comodidad. A través de la mirilla pudo
observar que el helicóptero estaba siendo pilotado por un único hombre, parecía
alto, y de facciones de color. No podía ver a más nadie dentro de la cabina
desde su posición.
La radio volvió a chasquear y la
misma voz del operador anterior sonó de nuevo con nuevas órdenes.
- A todo el personal en
alerta, alto el fuego, repito alto al fuego. La nave que se acerca es amiga,
retomen sus posiciones. Equipos 2 y 3 regresen a su descanso. Equipo 1
manténgase en posición y escolten al Presidente que va subiendo a recibir a
nuestro invitado…
Al parecer todo seguiría con
calma en la base, solo era una visita que no había sido informada, algún
soldado que regresaba fuera del horario o solo la torre sabía que maldita
mierda pasaba…
Aunque pudo ver en la otra torre
al soldado relajarse y verificar el perímetro, el se mantuvo con su mira,
observando lo que ocurría mientras la nave descendía y pudo ver al Presidente
llegar a la superficie cuando las aspas de la nave se estaban deteniendo.
El hombre en la nave se bajaba
pesadamente, parecía estar cansado. Dejó los auriculares en la nave y notó que
no había llegado con casco. Mas nadie se bajó de la nave mientras él comenzaba
a caminar a la entrada a la base.
Cuando el presidente y el
soldado que acababa de llegar estuvieron uno frente al otro, el esperaba
observar el típico saludo militar y al soldado ponerse en firme. Sin embargo se
sorprendió, al igual que a los soldados que acompañaban al presidente, que
ambos se saludaron con un fuerte apretón de manos… Esa actitud no había sido
vista en el Presidente antes, que no tendía la mano a nadie en la base.
El Presidente y el soldado
estaban intercambiando unas palabras cuando escuchó unos pasos ascendiendo por
las escaleras de la torre. Se volteó, tomó su M-16 dejando de lado el rifle y
estando en posición firme.
Vio como la mano asomaba por la
baranda del suelo, ascendía con esfuerzo y mostraba lentamente el cuerpo del
soldado al que pertenecía. Sus cabellos del brazo se le erizaron por completo,
la imagen cambió en un parpadeo, un olor a sangre le recorrió su olfato,
recordó cuando había asesinado a su hermano menor, convertido en zombie y
levantándose del suelo apoyándose en la cama, después de recibir un golpe en la
cabeza con el camión de metal de colección, al atacarlo mientras dormía
placidamente en su cama, cuando todo comenzó.
La imagen se desvaneció de su
recuerdo, y al tomar de nuevo conciencia se vio apuntando a su compañero que
había ascendido a la torre para reemplazarlo, y este solo tenía las manos en
alto mientras lo llamaba por su nombre.
- Jhon… Jhon… Hombre no me
asustes así… Solo vengo a tomar mi guardia baja esa arma…
Bajaba el arma en ese momento,
volvió a tomar control de su cuerpo aunque el olor a sangre permaneció en su
nariz por un momento. Su compañero le reclamaba aquella actitud, sabía que no
había dormido bien las últimas noches, pero no sabía que pedirle que le
cubriera las espaldas por un rato para verse con aquella chica del cafetín en
un encuentro fugaz pudiera salirle caro.
El soldado decidió bajar.
Dejando las armas en la torre, esa noche le tocaba descansar, no debía de estar
allí arriba… “Pero mejor allá arriba
donde no me puedan alcanzar que aquí abajo donde no puedo correr…” Pensaba
mientras se alejaba…
Caminaba hacia la base, y al
final el presidente y el soldado que había llegado en el helicóptero ya se
encontraban entrando en el ascensor de la base. Se imaginaba que era un soldado
por el uniforme y por la forma en que se había comunicado con el Presidente.
Cuando llegó al ascensor este ya
venía de regreso. Se detuvo en algún piso intermedio de donde había llegado, y
luego continuó el ascenso hasta donde él se encontraba.
Cuando iba a entrar en el mismo,
notó como una chica con vendajes en el rostro le pasaba corriendo por un lado.
Solo sus suaves movimientos le permitieron no llevarse por el medio al soldado.
El se sintió en pánico y miedo
por un momento, cuando aquella chica con los vendajes le pasó por un lado el se
movió para esquivarla como pudo. Observó su mirada, las vendas le tapaban un
ojo, el otro estaba rojo, lleno de sangre, creía haber visto a una de las
criaturas moviéndose a su lado.
Trastabillo un poco con sus
pies, instintivamente se llevó la mano a la funda de su arma 9mm reglamentaria
sacándola de la misma, mientras sentía como caía suavemente. La niña con los
ojos de la muerte y el virus, siguió su movimiento suave en el aire, lo tomó de
la mano y sin saber como, se posicionó encima de él, le arrancó el arma de la
mano y lo levantó con una sola mano tomándolo por la muñeca, mientras sacaba el
cargador del arma usando una sola mano.
Sorprendido por aquél movimiento
y la fuerza de aquella niña mostró pensó que gritaría del miedo. Pero ella le
colocó de nuevo el arma en la funda y con la mano que acababa de liberar el
arma le tapó la boca para que no gritara.
- Tranquilo soldado… Todo
está en calma o no escuchó la radio…
La chiquilla volteó a los lados,
buscando a alguien mientras lo soltaba. Él no salía de su asombro y no sabía
que hacer. ¿Acaso sus ojos le habían vuelto a engañar por segunda vez aquella
noche? Ella volvió a hablarle…
- ¿Donde están soldado…? Dijo
el presidente y el soldado que llegó en aquella nave… ¿A dónde fueron?
El soldado solo señaló los
ascensores. Sabía que habían bajado pero no sabía a que nivel habían ido… Se
dio la vuelta a entregar el arma, ya que se le estaba olvidando y casi causa un
accidente, notó que la niña estaba a su lado entregándole la peineta con las
balas que había sacado para defenderse.
Entraron juntos al ascensor,
ella colocó su código de acceso y el piso al que iría. Al notar el piso se
quedó tranquilo. No pudo volver a ver la mirada de aquella niña, ella evitaba
por todos los medios verlo a la cara, parecía estar agitada, y ¿como pudo
levantarlo con una sola mano?, ¿Como pudo hacer todos esos movimientos tan
rápidos en cuestión de segundos?
Ella salió corriendo nuevamente
por los pasillos, el sencillamente salió caminando dejándola perderse entre los
contornos claroscuros de aquél piso y sus paredes. Se sentía un poco apenado
por su comportamiento sacando el arma al rostro de dos compañeros una misma
noche…
Caminó lentamente por los
pasillos, pensó en que tal vez podría buscar un trago para calmarse y ver si
lograba conciliar el sueño, el cansancio ya estaba haciendo estragos en su
cuerpo.
Mientras caminaba por los
pasillos volvía a pensar en su insomnio como en todas las noches, desde que
había notado que la estaba padeciendo lentamente. Al principio era solo
cuestión de unos minutos menos de sueño que no podía luego recuperar, al cabo
del tiempo los minutos se convirtieron en una hora, y ya después de casi 11
años viviendo en este mundo de muerte solo estaba durmiendo unas 3 horas
diarias.
Lo extraño es que no se sentía
cansado, ni fatigado, sufría de pesadillas esas 3 horas de sueño, pero nunca
antes había tenido las alucinaciones que había tenido el día de hoy. No al
nivel de poner en riesgo la vida de un soldado compañero y de una niña
inocente…
Pasaba frente a la habitación
del “soldado – escritor – héroe” que había llegado hace unos días a la base.
Había escuchado que era alguien que sería de importancia en el futuro para esta
y todas las naciones, en los pasillos se escuchaba que era “La voz de los vivos
y los muertos” porque al parecer tenía mucha información recolectada por él
mismo en tierra firme.
Otros lo llamaban “El cobarde y
traidor con más suerte del mundo” por haber dejado a sus compañeros morir en
una expedición de su grupo de la
IBR y luego sobrevivir estos años en aquél mundo salvaje.
El no estaba seguro de cómo
llamarlo, puesto que no le gustaba juzgar a las personas. En una oportunidad
había comenzado a leer un poco lo que el chico publicaba en la Web. Parecían temas
interesantes y una especie de biografía, pero no había podido tomarlo a
profundidad.
Notó que la puerta del cuarto
estaba abierta. La luz en su interior se encontraba apagada, pero pudo ver su
silueta recortada sobre el teclado en la computadora, iluminada por el monitor
que se encontraba encendido y mostraba un escrito sobre fondo negro.
Se acercó a ver si necesitaba
ayuda y pudo sentir un fuerte olor a alcohol y whisky en el ambiente. Mientras
su rostro descansaba en el teclado como ya lo había notado, su mano estaba
sosteniendo una botella que se encontraba vacía y a un lado de la mesa el vaso
aún medio lleno de un trago con el hielo casi por completo descongelado.
Pudo leer en la parte superior
de la pantalla la dirección, y esta vez la recordó para poderlo leer con más
calma otro día, aunque había leído algo de una explosión de luces y las
esperanzas de un mundo muerto en el monitor. Tomó al joven y lo echó un poco
para atrás, sintió envidia al ver como podía dormir tranquilamente después de
sobrevivir varios años sin que más nadie lo acompañara.
Cuando se disponía a levantarlo
para llevarlo a la cama, puesto que no tenía nada más interesante que hacer,
sintió una suave mano de mujer deslizarse en su hombro, al voltear la mirada
reconoció a Atsuko, la joven líder de un pelotón un tanto extraño y diferente.
Le hizo señas y las reconoció al
instante, ella lo ayudaría a llevarlo a la cama, y así lo hicieron. Entre los
dos no fue tan complicado de hacer, luego lo acompañó a la puerta y le dijo que
ella se encargaría del resto mientras cerraba.
El continuó su camino, definitivamente
necesitaría un trago, pero primero quería ir a sus propias habitaciones. Había
caminado un poco más de un par de minutos cuando comenzó a escuchar un ajetreo
adelante desde la dirección donde se dirigía.
Se preguntó si tendría que ver
con la chica, pues la voz se le parecía mucho pero no reconocía que decía.
Mientras continuaba caminando pudo ver como 3 soldados traían a alguien tomada
por los brazos y las piernas, mientras ella gritaba, maldecía y prometía que mataría al blanco de sus palabras.
No pudo identificar a quien se dirigía pues era muy general: “Te mataré… te
juro que te mataré… no dormiré ni descansaré hasta que vea tu cuerpo soltando
cada una de las gotas de sangre que lo hacen andar…”
No sabía que estaba ocurriendo
pero se pegó a la pared para dejar pasar a los soldados, que aunque eran más
altos y fuertes que él se les veía con problemas para controlar a la niña que
llevaban cargando. Cuando le pasaron por un lado pudo notar que era la misma
chiquilla de las vendas, y nuevamente pudo ver su ojo rojo, rojo sangre – Pero no lo estoy alucinando… Su ojo esta
lleno de sangre y parece una de esas criaturas… - Pensaba mientras la veía
como se la llevaban.
Continuó caminando, se acercaba
a la sala de donde la habían sacado y los gritos se perdían en la distancia vio
una silueta que salía de la sala caminando. Su cuerpo femenino predecía una
hermosa silueta de mujer, su piel morena y suave era para él reconocible en
cualquier lugar.
Sabía que era Teresa quien salía
de la sala, esa musa de sus sueños, y amante de sus fantasías, los mejores
momentos de aquella base los había pasado con aquella chica. Instintivamente su
rostro ya estaba alargando sus mejillas estirando la comisura de los labios en
contra de la gravedad, en una expresión universal de alegría y sonrisa.
BOOM…
Escuchó el estruendo casi al
mismo tiempo que pudo ver como de la frente de la sirena de sus sueños,
derramaba al aire suaves gotas de pasión roja que salía disparada de su frente
al aire frente a ella.
Sus ojos se abrieron y su
sonrisa cambió a asombro. Comenzó a caminar rápido a intentar de sostenerla
antes de que cayera al suelo. Las rodilla de ellas ya tocaban el suelo, y sus
jugos de la vida estaban derramándose al pavimento por un pequeño agujero que
tenía en su frente.
Jhon la alcanzó y logró impedir
que su hermoso rostro tocara el suelo, pero en ese mismo instante sabía que ya
no podía hacer más nada. No comprendía como podía haber un arma en este nivel,
si las armas estaban todas en la armería…
Tomó su cuerpo hacia atrás,
dejando su rostro viendo el techo del recinto, se encontraban arrodillados
mientras la sangre continuaba fluyendo y comenzaba a empaparle las rodillas de
su amante a su lado.
Volteó a ver al interior de la
sala, y pudo ver que se encontraba el Presidente y su nuevo invitado. La cara
de este era oscura, siniestra. Una sonrisa perversa era la única expresión que
se podía ver en su rostro, jugando con la oscuridad de aquél lugar parecía un
demonio devorando el alma de su victima.
Estaba guardando su arma en su
funda de nuevo, y entonces recordó que no los había visto dejar el armamento en
la superficie. La rabia se apoderó de él, el rostro se le puso rojo.
Aquél hombre que había matado a
su amante se estaba quitando algo del cuello, y entregándoselo al Presidente en
sus manos, solo alcanzó a escuchar decir unas palabras al presidente antes que
un soldado postrado del lado de adentro de la puerta le tapara la visión y el
audio
- Lo digo en serio señor…
Sentí cuando esa puta me puso esto en el cuello, delicadamente, pero no lo
suficiente para mí…
No logró ver qué era exactamente
lo que se había quitado o lo que le había entregado al Presidente que lo miraba
un poco incrédulo…
Recostó a la chica en el suelo,
mientras el otro soldado lo había alcanzado para ayudarlo a soltar el cuerpo.
Se levantó. Y comenzó a caminar…
Se sentía segado de la rabia, he
ingresaba en la habitación, cuando otro soldado que aún se mantenía detrás de
la puerta le puso una mano en el hombro para detenerlo, este solamente se lo quitó de encima. No escuchaba a nadie.
La rabia lo había vuelto ciego y sordo. Solo podía ver a aquel asesino, solo
podía escuchar a aquél asesino y lo escucho por unos segundos cuando hablaba
con el Presidente y no tenía a más nadie en su camino…
- Debemos comenzar la
siguiente fase señor… El Doctor Arena ha comenzado a mover sus piezas en
Europa, por eso vine…
BOOM…
Otra detonación se había
presentado en el cuarto, sus oídos perdieron la audición puesto que fue una
detonación sumamente cercana. Pudo sentir como la vista poco a poco se le
llenaba de sangre, como se nublaba mientras se ponía roja.
La frente parecía picarle y
arderle, como si una braza de carbón encendida le estuviera quemando por dentro
de la cabeza. Cuando quiso pensar en levantar la mano para tocarse la frente
esta no le respondió…
Pudo ver como el piso se
acercaba a su rostro, pero no podía controlar el cuerpo, no sentía los pies, no
sentía las manos, la espalda, su boca… Solo su visión mientras la gravedad
hacía su trabajo y su vida se escapaba a un nuevo nivel existencial dentro de
su mundo de sueños y fantasías donde Teresa lo esperaba con los brazos abiertos
en algún infierno…
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