V
Los Gigantes de las Cavernas…
Las pisadas de sus perseguidores han
quedado bastante atrás, el ambiente continúa en un silencio que podría poner la
piel de gallina hasta a las personas más valientes, sin embargo no es por el
miedo que están nerviosos Lionell y Atsuko, el cambio de presión atmosférica
por la tormenta que está cerca de tocar la isla, le ha erizado todos los
cabellos, ya se puede sentir el olor de la lluvia sobre el mar, y aunque no
puedan ver por completo el cielo, la oscuridad por la gran nubosidad que los ha
alcanzado es evidente.
Las gotas de lluvia comienzan a alcanzarlos,
al mismo tiempo que revisan cuantas balas les quedan en el cargador de cada
uno, porque ya se habían vaciado uno más en el camino, destruyendo y
despedazando las criaturas que se encontraban.
Frente a ellos se encuentra un enrejado
bajo, la puerta para ingresar se encuentra derribada hacia el interior, lo que
lo hizo, ejerció una gran fuerza hacia adentro, o en su defecto fue una masa de
criaturas aglomeradas…
Por lo que Atsuko había visto en el video
de seguridad, sabía que no era una horda, y que ese zombie de fuerza podría
fácilmente haber derribado esa reja externa con casi nada de esfuerzo.
Se miraron las caras. El agua corría
lentamente por sus mejillas mientras comenzaba a caer con más frecuencia y
fuerza. Voltearon a ver a sus espaldas, y a lo lejos podían ver las siluetas de
las criaturas que los estaban siguiendo entre los árboles…
- Deberemos
de entrar, cerrar la puerta y enfrentarnos a lo que se encuentra allá adentro.
Lionheart no dudaba de sus propias
palabras… Solo que temía a lo que fuera que estuviera dentro de esas
instalaciones… Él no había visto el video, pero las características que le
había dado Atsuko sobre lo que ella había visto, eran suficiente para poner los
nervios de punta a cualquiera que la escuchara. Con mucha más facilidad a
alguien que ha viajado, y a sobrevivido a muchos ataques de criaturas que solo
creía posible en sus peores pesadillas, que a escuchado cientos de cuentos de
sobrevivientes, de personas en las ciudades fortalezas, y de los propios
mercenarios de camino que le habían llegado a robar, y dejar en la intemperie
esperando que muriera.
- Aún
así debemos tener cuidado de dos cosas principalmente… - Respondía Atsuko. –
Por un lado sabemos de la criatura fuerte que se encontraba dentro de esas
instalaciones, por el otro, debemos de considerar que encontraremos un zombie
Psíquico, ya que lo poco que logré observar antes de que se cortara la
corriente, es que el hombre que estaba ahí dentro no se llegó a defender
siquiera de esa criatura. Su arma parecía estar aún resguardada y sin sacar.
- Pero
podría ser que ese zombie gigante y con mucha fuerza fuera también lo suficientemente
rápido como para que no le diera tiempo de desenfundar su arma.
- No
lo creo… El movimiento que observé del mismo no era demasiado rápido. O por lo
menos no mientras comía y luego lanzaba el cuerpo contra el panel.
Volvieron a observar a los zombies que se
les acercaban, aunque eran lentos, el agua, y el terreno los dejaba más lentos
y vulnerables, continuaban con su andar. Ya estaban a una distancia mucho más
cercana…
Los relámpagos que cruzaban los cielos,
provocaban un reflejo de sus rostros que podían congelar la sangre. Tal vez si
se desconociera que eran criaturas en putrefacción, parecería que eran personas
llorando, sufriendo un fuerte dolor o pena, mientras intentaban de mantenerse
en pie con sus propias fuerzas… Pero en un mundo donde los zombies han dominado
la tierra por una década, tener esa idea, ante la imagen de la descomposición y
la muerte, era tan loca como pensar que esas personas solo querían darles un
abrazo.
Reanudaron sus pasos hacia las
instalaciones donde estaban los generadores eléctricos externos, pasaron sobre
el enrejado, y alcanzaron la entrada del recinto. La oscuridad de su interior
se devoraba la poca claridad que podía ingresar desde el exterior que se
oscurecía a pasos agigantados.
Se vieron por un momento a la cara, sabían
que tenían que continuar, no pueden estar perdiendo tiempo, mientras siguen
muriendo soldados en las instalaciones principales.
Lionheart dio el primer paso al interior
de la oscuridad, se plantó con una rodilla en el suelo, mientras Atsuko
vigilaba las figuras tambaleantes que se venían acercando por sus espaldas. La
lluvia comenzaba a caer de manera más continua, más fuerte, y la vista de
Lionheart se iba adaptando poco a poco a la oscuridad del interior de las
instalaciones.
Por un momento creyó ver una silueta
moverse en medio de la oscuridad al fondo del pasillo de entrada, tomó con más
fuerza su arma, apuntando a lo que pudiera salir de la oscuridad mientras su
iris continuaba adaptándose y tomando cada pequeña porción de luz que lograba
capturar para convertirlo en una posible imagen.
Si algo se había movido o no en el
interior, no continuó su camino al exterior, y Lionell sintió por un momento la
espalda de Atsuko rozarle su espalda, las criaturas se acercaban, no querían
hacer mucho ruido estando tan cerca de la entrada para intentar de tomar
desprevenido a la criatura que podía estar dentro del mismo, a menos que fuera
necesario.
Se levantó y dio otro paso, su iris crecía
y se achicaba buscando un punto exacto de conformidad con la oscuridad en la
que estaba ingresando, creía poder ver el suelo a unos metros del interior, y
por un instante pudo ver un ligero color rojo en la pared que estaba a su
derecha.
Sin dejar de apuntar al frente, listo para
disparar si era necesario volteó momentáneamente a su lado, para intentar de
descifrar que era lo que estaba en la pared, un color tan común al principio de
todo el desastre hace diez años, habían aprendido a no pasarlo por
desapercibido cuando se mostraba en algún rincón de cualquier camino.
La silueta de lo que vio en la pared
incrustado le sacó una sonrisa… a su espalda, Atsuko se pegaba aún más de él y
le susurró en voz baja…
- Si
no entramos ya tendremos que echarnos encima a estos 3 que ya prácticamente
puedo oler aún a través del velo de la lluvia…
Cuando Lionell volteó a ver a las
criaturas de la que hablaba, notó que efectivamente estaban sumamente cerca,
uno de ellos tenía la piel de un color gris nauseabundo, y su rostro parecía
mostrar una expresión de sorpresa…
Sus ojos se encontraban completamente
abiertos, unos lentes de montura cuadrada deformaban parcialmente la vista de
aquél ser, y sus ojos sin pupilas claramente detalladas, le hacían poseer una
mirada perdida, una mirada sin sentimientos y sin objetivos en esta vida. En su
frente parecía tener un agujero de bala, pero con las gotas de lluvia, las
gotas que estaban en su superficie, comenzaron a correr y pasar sobre su ojo
izquierdo, limpiando la herida momentáneamente, demostrando que no tenía ningún
agujero, solo tenía un golpe en el cráneo que seguro le habían dado algún civil
intentando de defenderse, o se lo hubiera dado él mismo cuando aún se
encontraba con vida intentando de escapar de los largos y oscuros brazos fríos
de la muerte que tenía encima de su rostro, devorándole el labio inferior del
lado izquierdo, sin prestar mayor atención a la sangre que salía por su nariz,
y los grandes dientes amarillentos que parecían caerían en cualquier momento de
su boca al suelo, sin poder devorar un bocado más de la deliciosa carne de los
vivos que tenía casi a su alcance y aún deseaba con todo lo que podría quedarle
de su alma atrapada.
Atsuko levantó el arma, y en ese momento,
sin querer, le dio con el codo a Lionell en el suave movimiento que había
realizado, eso lo había sacado de sus cavilaciones, de su momento de estudio
del ser que venía a destruirlo, de su admiración y odio por aquellas criaturas
inmortales que solo pensaban en devorarlo…
Tomó a Atsuko por la cintura, la jaló
hacia el interior de la instalación, hacia la oscuridad predominante, y cerró
la puerta delante de ella, dejando a las criaturas afuera sin poder ingresar, y
al mismo tiempo dejándolos a ellos en la más absoluta oscuridad…
- Tápate
un poco los ojos y voltea al suelo mientras tus pupilas se acostumbran a la
luz…
- ¿A
la luz?... ¿Que luz si nos has metido de golpe aquí sin conocer aún…?
En ese instante un destello de luz
cegadora se había encendido apuntando al techo de la instalación, las tuberías
del techo llenas de polvo, tierra y telarañas quedaron completamente iluminadas
con el fuerte haz que salía de la linterna que Lionell había tomado de la
pared.
Ella cerró los ojos de golpe, sintió un
extraño dolor ante el cambio tan repentino entre la oscuridad y la luz. Lionell
estaba con un el otro brazo cubriendo suavemente los ojos, mirando al suelo,
mientras su vista se adaptaba, luego de haber tenido una adaptación previa a la
oscuridad mientras intentaba de indagar lo que había en el interior de la base.
Tomó a la propia Atsuko por un hombro y la
hizo agacharse, arrodillándose frente a él… Una feminista de hace menos de un
siglo, hubiera pensado que eso era un acto de puro machismo, dominación de la
mujer, y ponerla en ese contexto a sus pies… Por lo menos eso parecería por la
fuerza y la agresividad con que la bajó, quedando ella arrodillada justo frente
de él.
Pero en realidad la había bajado para
poder apuntar con el haz de la luz hacia el pasillo, seguía con la duda de si
en verdad existía algo que se había movido cuando intentaba de adaptar su
visión al interior, y sus dudas, sus preguntas tuvieron una respuesta
inmediata, con el gruñir suave de la criatura que se arrastraba sin piernas y
casi había alcanzado a Atsuko.
Lionell lo vio, rodeó a Atsuko, que al
sentir las manos y garras del zombie en sus botas resbalosas por el agua y el
lodo, se lanzó hacia el frente, ahogando un suave grito, y él comenzó a patear
el rostro de la criatura que estaba a sus pies.
Había sido un hombre, y su traje militar
demostraba que era parte del personal de las instalaciones, su cráneo y toda la
masa encefálica gris que es protegida por este, se encontraba ahora
desparramado en el suelo en ese instante.
Atsuko se levantaba con un poco más de
visión, Lionell mantenía la luz hacia el pasillo interno, manteniendo de esta
manera la iluminación a cualquier cosa que intentara venir por ellos…
Cuando ella se colocó a su lado, observaba
el destruido rostro que se encontraba en el suelo, sus facciones parecían ser
medio reconocibles. Se agachó junto a los restos del destrozado cuerpo…
Un golpe en la puerta, informando de la
llegada de las criaturas exteriores hasta el portal, sobresaltó al momento a
Atsuko, quien reaccionando inmediatamente se lanzó a un lado del putrefacto
cadáver, girando sobre si misma y apuntando a la puerta que los zombies no
podrían abrir en ese momento.
Lionell también había volteado en ese
momento, apuntando con la luz de la linterna de emergencia hacia la puerta, en
el momento que sonó un segundo golpe seco contra la puerta, seguido de una
segunda mano que lo acompañaría por un rato, en la parsimoniosa sonata con su
redoblar de los tambores…
Volteó de nuevo la linterna al interior de
las instalaciones, se veía tranquilo, no parecía haber más nada en movimiento
en ese momento, acercándose hasta ellos.
Atsuko se permitió relajar un momento,
respiró profundo, tomando oxigeno y nuevos ánimos para levantarse y poder
continuar con la misión. Y en ese instante, notó algo sumamente particular… El
cadáver a su lado no olía con la típica pudrición del resto de los cadáveres y
zombies que siempre se encuentran. Existía una mezcla de olor, entre la pólvora
y la sangre del añojo derribado, un olor bastante acre. Pero al mismo tiempo
parecía el perfume más delicado del mundo, ante una existencia donde la
pudrición de los muertos es el estándar.
Mientras se levantaba nuevamente, observó
que el cadáver le faltaban ambas piernas. Pero no parecían cortadas, o
destruidas por un accidente o algo así, la carne y los restos de piel parecía
como si le hubieran arrancado las piernas con pura fuerza bruta, sin usar
cierras, ni hachas ni objetos cortantes…
Al observar nuevamente a los restos de su
rostro, aplastados y destruidos, supo porqué se le hacía tan conocido el zombie
que tenía en frente, y casi todo lo que había comprendido hasta ese momento
tomó sentido…
- Este
era el sujeto que el zombie fuerte estaba devorando cuando observé las cámaras.
– Comenzó Atsuko - Nuevamente estamos
viendo que los cadáveres se están levantando más rápido del tiempo promedio que
conocemos, por eso aún no tiene el típico olor de pudrición, de los cadáveres
descompuestos que nos encontramos a cada momento.
Tampoco
se logra ver sus piernas, y me parece que fueron arrancadas por pura fuerza
bruta.
Atsuko se acercó a los jirones de tela que
quedaban de los pantalones rasgados, confirmando lo que veía cuando estuvo a su
lado.
- No
se observan mordidas en ésta área, solamente la que tiene por su cuello y
espalda.
Atsuko se levantó, y se puso a un lado de
Lionell observando ambos hacia el interior del pasillo, a la oscuridad que se
tragaba la luz, como si del vacío del espacio se encontrara en ese momento en
la tierra, absorbiendo la luz de la linterna.
- Toma
otra de las linternas, pero guárdalas. Yo continuaré con esta iluminando el
camino. No uses la tuya a menos que sea necesario, es decir, que me pase algo o
que nos separemos para completar una mayor cantidad de espacio… Aún tenemos que
buscar los manuales de funcionamiento para poder poner de nuevo esto a
funcionar, porque los muchachos que harían ese trabajo los dejamos atrás por
seguridad.
Atsuko lo pensó por un momento… Debería de
haberse traído por lo menos a uno de los electricistas… Fue un error y un fallo
que no calculó, por el momento de… ¿De que? ¿Cual era la escusa?... ¿Miedo?,
¿Asco?, ¿Terror?, ¿Nervios?... no estaba segura que alguna de las emociones que
se le pudiera ocurrir sobre sus sentimientos en ese momento, pudiera darle por
aceptable la mala decisión que había tomado.
Sin embargo, tendrían que solucionarlo de
la mejor manera que pudieran, pero para ello no deberían de morir en aquellos
pasillos, ante una criatura que en fuerza podría arrancarles una pierna, como
si del muslo de un pollo se tratara y devorárselo delante de ti, mientras
morías con un fuerte dolor agonizante.
Comenzaron a avanzar lentamente, a sus
espaldas escuchaban el ritmo desigual entre los golpes de los zombies y las
gotas de la lluvia que caía, acompañado por la tormenta. Por un momento se
Atsuko se preguntó si una tormenta podría arrastrar los cadáveres vivos de los
zombies lejos de la isla y convertirlos
en una amenaza peor, debajo del agua, que los podría alcanzar en cualquier
momento sin siquiera sospecharlo… Ese tipo de amenaza existía, no es muy común,
pero es mucho más alto a los ataques de tiburones por ejemplo. Y más aún en
costas cercanas de los continentes, donde miles de personas murieron en esas
orillas, ahogados, mordidos, comidos, y luego se dispersaron bajo el agua, en
parte caminando, en parte llevados por el oleaje y las corrientes. Nadie sabe
como se haría una vez repoblado el planeta, para limpiar los océanos, o si se
podría hablar de una verdadera limpieza, si aún en esta isla alejada de la
costa, seguían llegando criaturas eventualmente, como bien podía demostrarlo en
esta oportunidad los zombies Psíquicos…
- ¿O este sería otro ataque coordinado por las
mismas fuerzas que quieren eliminar a Lionheart por la información que está
manejando?...
Sus pensamientos la distraían… ella no
quería distraerse.
Llegaron al final del pasillo y el mismo
cruzaba a la derecha, caminaban lentamente, intentando de hacer el menor ruido
posible, y muy pendientes de cualquier sonido que pudiera provenir del
interior.
Ninguno de los dos conocía con exactitud
esas instalaciones, era imposible que Lionell las conociera, y Atsuko nunca
había tenido necesidad de acercarse a ellas para realizar ninguna reparación,
porque no era uno de los técnicos de la base.
Sin embargo, Lionell se detuvo por un
momento al llegar al siguiente final del pasillo, el camino se dividía en 2… a
la izquierda y derecha… sabían que posiblemente algo así pasaría y sería mucho
más rápido separarse a buscar la ubicación de la estación que intentarían de
reparar…
Atsuko ya estaba realizando señas a
Lionell… ella tomaría por la derecha, el por la izquierda… y cuando encendió la
linterna, Lionell le detuvo, bajando la luminosidad al suelo, y apretando el
botón para que se apagara de nuevo. Ella no comprendía exactamente por que lo
hacía, si se separaban sería mucho más rápido para cubrir el espacio…
Cuando estaba a punto de hablar, el le
colocó un dedo sobre sus labios, en gesto de silencio… Ella conocía ese gesto,
amaba ese gesto, pero ese no era el momento… Entonces separó su dedo de los
labios de ella y los movió lentamente arriba y abajo, como señalando el techo
del pasillo.
Ella siguió con su mirada lo que señalaba
su dedo, mientras la linterna de él ascendía y señalaba justo lo que él quería
que viera. Eran tuberías gruesas, tuberías de cableado que pasaban por el techo
y venían desde el pasillo izquierdo… En la intercepción, hacia el lado derecho,
solo seguía un tuvo muy pequeño en diámetro, y al que estaban conectados las
cadenas de bombillos correspondientes que deberían de estar iluminando el
camino.
Ella comprendió, ambos habían visto la
misma película de dinosaurios de niños, ambos rieron como cómplices de una
misma travesura, recordando por un momento, aquella noche que se escaparon de
la base Libertad Americana XIII donde estaban, a una colina cercana, alejados
de todos y de todo, acostados sobre la dura roca, con la grama cercana en los
alrededores, observando las estrellas y conversando de esas maravillosas
películas de su juventud y su niñez.
Parecían tener un suave brillo en sus
ojos, cada uno con esa mirada pícara, de los recuerdos alegres de la juventud.
Un sonido hueco y sordo pareció escucharse
en el fondo del pasillo… Ambos voltearon inmediatamente, mientras Lionell
apuntaba con la linterna en la dirección de donde provino el sonido.
Atsuko a su lado apuntaba con su arma,
aunque había visto el tamaño del zombie que había lanzado al hombre contra el
panel de control y sabía que su altura era mucho mayor a la de un zombie
promedio, (o debería de decirse a la altura que tienen los humanos promedio), el
que le arrancara las piernas a su victima le impedía poder realizar un calculo
de a que altura se encontraría su cabeza para dispararle.
Debían dispararle inmediatamente en la
cabeza, no permitirle que los alcanzara, o con su fuerza descomunal podría usarlos
como palillo de dientes, luego de arrancarles sus extremidades como un conejo
cocinado a la leña.
Caminaban poco a poco, seguían con
lentitud el camino que se veía del cableado en el techo, apuntándolo
momentáneamente de vez en cuando para asegurar que continuaban su camino y no
lo perdían en mitad de un pasillo.
En el fondo una figura comenzó a acercarse
tambaleándose, su caminar era lento, el sonido de sus pies arrastrándose por el
concreto daba la sensación de ser el sonido de un gemido de dolor y sufrimiento
con el eco de las paredes, que lo convertían en un suave susurro a mayor
distancia.
Su rostro comenzó a reflejarse en la luz
que lo iluminaba, sus ojos parecían vacíos en la oscuridad de sus cuencas,
mientras su boca abierta mostraba el hambre y la furia de su portador… No hacía
sonidos, no gemía, solo se escuchaba sus pasos, pues su garganta oscura y
siniestra ante las sombras que proyecta su propio cuerpo, se encontraba
desgarrada y muy destruida.
Detrás comenzó a aparecer otra criatura, su
camisa tropical se encontraba abierta mostrando un vacío agujero de infinita
oscuridad, donde debería de haber estado sus órganos antes de que se
alimentaran con ellos.
Lionell volteó a ver a Atsuko, el
continuaría con la linterna mientras ella disparaba a los objetivos, era lo mas
sencillo en aquél momento, no deberían de dar muchos problemas.
El primer disparo salió de la pistola, la
bala surcó por el aire a la velocidad del sonido, rompiendo el silencio del
pasillo, moviendo el aire y el polvo en su trayecto hasta alcanzar el cráneo
del primer zombie que se les estaba acercando en ese momento…
La bala atravesó por completo la cabeza de
aquella criatura, al parecer ya estaba bastante debilitada por alguna razón que
a ellos en ese momento les era desconocida. Pero al salir por detrás solo fue a
perderse en la oscuridad detrás de este ser…
Su cuerpo caía lentamente al suelo, Atsuko
cambiaba de objetivo mientras continuaban avanzando poco a poco para acortar
distancias y asegurar el disparo contra el segundo zombie.
Un fuerte sonido, un grito que se
intensificó con el eco de las paredes, y parecía que había movido el aire
caliente del fondo hasta donde estaban ellos, les llegó, golpeándoles los
tímpanos con mucha fuerza.
Se agacharon para taparse los oídos,
típico movimiento protector cuando algo te ataca y te duele, pero este ataque
había sido mental, y auditivo… Lo que fuera que hizo aquél grito, estaba
molesto.
Cuando comenzaban a levantarse, escucharon
de nuevo unos golpes contra el concreto, por un momento creyeron que podrían
ser los zombies que dejaron afuera, que al escuchar el grito desde el interior,
intensificarían sus golpes contra las puertas que los retenían. No tardaron en
darse cuenta de lo equivocado que estaban sus suposiciones…
Desde el fondo del pasillo, cuando
volvieron a apuntar con la linterna, una silueta inmensa parecía acercarse muy
rápidamente, el problema es que esa silueta siquiera debería de ser posible que
estuviera dentro de esos pasillos, consideraban que debía ser un efecto óptico
entre las sombras y la luz de la linterna de emergencia.
Sintieron los golpes acercarse, hacerse
más y más intensos, la sombra desde atrás del zombie que les faltaba por
eliminar alcanzó al mismo, mientras ellos comenzaban a dispararle con sus
pistolas.
Los fogonazos de luz de las armas les
iluminaban sus rostros, el miedo de apoderaba de ellos, la adrenalina se
disparaba, y el zombie que tenían frente a ellos era aplastado contra una pared
a su lado, mientras la inmensa criatura lo pasó, y continuaba corriendo hacia
el frente. Sus enormes brazos se encontraban levantados, parecía que se tapaba
la vista de la luz de la linterna que le pegaba a la vista, mientras corría
casi a ciegas hacia la fuente de la luz y los disparos…
Ellos pudieron ver como las balas contra
su pecho se incrustaban en la piel, y dejaban salir un espeso líquido negro que
corría por su pecho, una corta distancia y se secaba, Lionell intentó de
dispararle a la cabeza, pero las balas se detenían en los músculos y huesos de sus
brazos que cubrían su rostro.
Por un segundo, quitó los brazos de su
rostro para observar a quienes les disparaba, su rostro, sin mucha carne, y con
la boca abierta enormemente como si se fuera a comer y devorar a todas las
criaturas que se le colocaran en el medio, uy de su garganta se podía ver el
esófago como si de un tubo de alimentación externo se tratara.
Atsuko lo reconoció inmediatamente, era el
ser que había volado al soldado contra el panel de control como un muñeco de
trapo, Lionell logró reaccionar con apenas segundos antes de que los alcanzara.
Al tener el rostro al descubierto disparó intentando que la mano le temblara lo
menos posible.
La criatura pareció perder el equilibrio
tras el impacto, su rostro no mostró ninguna reacción ante la sorpresa, ningún
sentimiento humano mientras su enorme cuerpo caía fuertemente contra el suelo
justo frente a Atsuko y Lionell. Se deslizó unos pocos centímetros, no creían
que le había ocurrido ni un metro siquiera…
Sintieron como sus piernas temblaban, la
adrenalina se había disparado por todo su cuerpo, y Atsuko sentía que no se
podía mover, si lo intentaba caería pues las piernas no le respondían ante el
monstruo que tenía enfrente.
Lionell creyó que vomitaría lo poco que
tenía en el estomago, luego del susto de ese monstruo abalanzándose encima… Por
un momento recordó la escena de Hulk persiguiendo a la viuda en la película de
“los Avengers”, y supo el miedo que debió de sentir ella con un monstruo
gigante persiguiéndola por un pequeño pasillo mientras corría por su vida. Pero
ellos no habían corrido, no pudieron, sus instintos no les respondieron ante el
miedo de lo que se les venía encima.
Tomó la linterna con una mano y a Atsuko
por el brazo, levantándola para que no vomitara y apoyándose uno del otro,
rodearon lentamente el inmenso ser que se encontraba derribado a sus pies…
Cuando llegaban hasta sus piernas, Lionell
observó que la criatura estaba completamente descalza, y uno de sus pies se
encontraba lleno de la sangre negra y coagulada que había pisado el otro
cadáver que Atsuko mismo había derribado unos segundos antes de que él
apareciera.
Continuaron caminando, cuando se le vino
una idea a la cabeza, - ¿Y si no lo maté
sino que solo se resbaló con la sangre y el golpe en la cabeza lo dejó inconciente
un momento?... – El miedo y la adrenalina se volvía a apoderar de él,
cuando, como si le hubiera leído el pensamiento, la criatura en su espalda
comenzó a levantarse de nuevo lentamente.
Ambos se voltearon, levantaron sus armas y
comenzaron a dispararle, las balas golpeaban su espalda, su nuca y se veía como
los pedazos de carne descompuesta volaban con cada bala. Pero la criatura no
había levantado lo suficiente la cabeza para darle un disparo certero en el
cráneo.
Esta giró sobre su pié con el brazo
extendido. Lionell logró empujar a Atsuko para que se agachara, pero no logró
esquivar la embestida de aquella masa, que parecía más un tronco gigante que lo
hubiera golpeado y lanzado unos metros hacia su espalda.
Golpeó una de las paredes y rodó por el
suelo… la linterna cayó cerca de Atsuko antes de que este saliera volando.
Ella no sabía que hacer, se vio envuelta
en pánico, comenzó a disparar, solo salieron 3 balas antes de escuchar el tan
odiado sonido de un arma sin balas, “clic”, desde la recamara vacía que pedía
más balas.
El monstruo se agachó, tomó el cadáver del
zombie que le había hecho resbalar por una pierna, lo levantó y lo movió por el
aire como si fuera un garrote para golpear a Atsuko, pero la flexibilidad del
cuerpo lo hizo parecer más un látigo que un garrote…
Ella intentó cubrirse con los brazos del
golpe, pero la fuerza y velocidad igual la hicieron salir hacia atrás unos
pocos metros, cayendo en sus cuartos traseros, y resbalando por el suelo,
quedando muy cerca de Lionell.
El monstruo gritó nuevamente, la furia lo
atacaba, y sabía que tenía dos nuevos aperitivos de comida frente a él, uno ya
estaba listo para ser devorado, el otro quería dar algo más de guerra antes de
rendirse a su poder…